La indústria de la automoción

Un taller mecánico (EUA)

El sol se filtra tímidamente a través de las persianas metálicas entreabiertas del taller, dibujando sombras alargadas sobre el suelo salpicado de aceite y grasa. El aire vibra con el murmullo del motor que despierta de su letargo. Las manos ágiles del mecánico palpan las entrañas del vehículo, descifrando sus secretos, sintiendo su pulso, como si de un médico se tratara en un quirófano. Cada ruido escondido bajo el capó es un mensaje, los síntomas de una herida que quiere ser curada. Los golpes de llave inglesa, el destornillador que chirría, el compresor impaciente que escupe aire, el martillo que resuena como un latido profundo... El ritmo es frenético y constante, hasta que las cuatro ruedas vuelvan a tocar el asfalto. 

 El número de vehículos privados en el mundo se ha triplicado desde 1970,
llegando a más de 1.400 millones el 2020
— Agencia Internacional de la Energía (IEA)

La industria de la automoción es uno de los sectores económicos más importantes a nivel global. Desde la producción de vehículos hasta el desarrollo de tecnologías innovadoras como los coches eléctricos o autónomos, este sector ha sido clave para el crecimiento industrial y la creación de empleo. Las grandes empresas automovilísticas contribuyen significativamente al producto interior bruto (PIB) y emplean a millones de personas, tanto directamente en las fábricas como en sectores auxiliares (proveedores, logística, transporte, etc.). En Cataluña, empresas como SEAT y Nissan han sido motores económicos históricos, aunque recientemente algunas plantas han cerrado o trasladado, provocando impactos sociales importantes. 


En términos ambientales, la industria de la automoción es una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero como el CO₂, lo que ha acelerado la transición hacia los vehículos eléctricos. La fabricación de baterías para vehículos eléctricos, a pesar de ser una alternativa más limpia, también impactos en lo que se refiere a la extracción de minerales como el litio, que afecta a ecosistemas y comunidades locales. Por su parte, la producción y eliminación de vehículos genera grandes cantidades de residuos que contaminan el agua y el suelo. Además, el tráfico y la contaminación atmosférica resultantes del uso masivo de vehículos están vinculados a problemas de salud pública como enfermedades respiratorias. Por otra parte, la expansión de infraestructuras viarias ha desplazado a comunidades y ha fragmentado ecosistemas, contribuyendo a la pérdida de biodiversidad. 

 El transporte es responsable de casi el 30% de las emisiones de CO₂ en la UE
— Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA)

En términos sociales, la automatización de la producción y el uso creciente de robots en las fábricas han provocado pérdidas masivas de empleo, afectando gravemente a comunidades dependientes de la industria. Las condiciones laborales en algunas plantas de producción, especialmente en países en desarrollo, son a menudo precarias. La industria afronta el desafío de adaptarse a un modelo más sostenible que reduzca estos impactos negativos a largo plazo.



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