Grandes almacenes de Bangkok (Tailandia)
La luz del sol se filtra por las ventanas altas y deja al descubierto un laberinto de pasillos entre estantes y mostradores llenos de collares, pulseras, anillos y otras piezas brillantes que compiten por la atención de los clientes. La chica se prueba un collar y un par de pendientes, y se acerca a uno de los espejos estratégicamente ubicados al final del pasillo. Acto seguido inicia una negociación amigable con la señora del mostrador. Regatean los precios, un ritual común en los bazares de la ciudad. En el fondo de la trastienda, hay un montón de cajas de embalaje llenas de productos recién llegados, una muestra de la poderosa fuerza que impulsa el progreso del mundo.
“ La indústria manufacturera representa aproximadamente un 16% del PIB global
— Organización de las Naciones Unidas
La producción industrial es un motor clave para el crecimiento económico, el progreso social y la evolución de la sociedad moderna, impulsando la creación de empleo, el comercio, la innovación o el desarrollo tecnológico. Los artículos manufacturados pueden suponer más del 70% de las exportaciones totales de algunos países. Pese a los beneficios, también plantea importantes desafíos sociales y ambientales. Por un lado, consume grandes cantidades de recursos naturales como combustibles fósiles, minerales o agua, contribuyendo a la sobreexplotación y a su agotamiento. La industria es responsable del 25% de las emisiones de dióxido de carbono a nivel global, y de la liberación de otras sustancias contaminantes a la atmósfera, los ríos y el suelo. La destrucción de hábitats naturales para la expansión industrial comporta la pérdida de biodiversidad y la extinción de especies.
“ A escala mundial, las actividades industriales consumen
el 20% del agua y el 40% de la energía
— Organización de las Naciones Unidas
Por otra parte, algunos sectores industriales se asocian a condiciones laborales precarias, bajos salarios, explotación y carencia de derechos de los trabajadores. El desarrollo industrial puede suponer la desaparición de formas tradicionales de vida y acentuar las desigualdades sociales, beneficiando a unos grupos y marginando a otros, especialmente cuando la distribución de recursos y oportunidades no se gestiona adecuadamente.