Mercado de Mekele (Etiopía)
En una animada calle de Mekele, en un edificio de dos plantas con una fachada pintada de colores vivos que destaca entre los edificios circundantes, hay una modesta pero bulliciosa tienda. En el exterior, apilados en la acera, se agolpan cestas de plástico, cubos y otros productos llamativos que atraen la atención de los peatones. El interior está lleno de artículos esenciales para los hogares: cubiertos, platos, vasos, tazas, ollas y sartenes… También hay escobas y cepillos, así como juguetes y artículos de higiene personal. Gracias a unos precios accesibles, la tienda atrae a una mezcla diversa de clientes de toda la ciudad que vienen a buscar artículos para satisfacer sus necesidades, algo impensable pocos años atrás en uno de los países más pobres del mundo.
“ Los países en desarrollo contribuyen con
el 40% de la producción industrial global
— Organización de las Naciones Unidas
Gracias a la expansión industrial, algunos países emergentes han experimentado un notable progreso económico, con tasas de crecimiento superiores al 5%. Mediante la diversificación de la economía y la creación de empleo en sectores manufactureros, los países reducen la dependencia de la agricultura y de la explotación de materias primas. En un mundo globalizado, la industria también facilita la transferencia de tecnología y conocimientos técnicos a través de la inversión extranjera y la colaboración con empresas y socios internacionales. En algunos países, las exportaciones industriales pueden suponer hasta el 80% de las exportaciones. Por su parte, el desarrollo industrial tiene un papel clave en la mejora de las condiciones de vida de la población. La industria genera empleo a gran escala, lo que es esencial para reducir la pobreza. La creación de empleo formal y bien remunerado contribuye a elevar los estándares de vida.
Pese a los beneficios, la relación entre la industria y el desarrollo en los países emergentes se enfrenta a desafíos económicos, sociales y políticos significativos. La expansión industrial sin una gestión adecuada es responsable de la degradación ambiental y de la explotación desenfrenada de los recursos naturales, afectando negativamente a la sostenibilidad del desarrollo. Además, la dependencia excesiva de la tecnología y del comercio internacional puede hacer a los países del tercer mundo más vulnerables a las fluctuaciones económicas y las crisis globales. Por su parte, la industrialización no siempre garantiza una distribución equitativa de los beneficios económicos. En algunos sectores, la industria suele estar asociada a prácticas laborales precarias, bajos salarios y condiciones de trabajo poco seguras. La concentración de la riqueza y el poder en manos de unas pocas élites puede agravar las desigualdades sociales y económicas en el interior de los países.