
Pozo de extracción de petróleo
El amanecer tiñe de tonos rojizos el horizonte. Entre
extensiones de tierra agrietada y torres metálicas que se levantan como
gigantes, la extracción del crudo no se detiene. En los pozos, la vida
transcurre en turnos de 12 horas. Algunos ingenieros y técnicos supervisan el
funcionamiento de las bombas, monitorizando presiones, caudales y posibles
escapes, mientras que otros controlan la separación del petróleo, el agua y el
gas antes de su transporte. Los pozos, como arterias profundas de la tierra,
laten con fuerza bajo la supervisión de los operarios, que con manos
experimentadas y decididas ajustan válvulas y vigilan los indicadores como
médicos escuchando el corazón del subsuelo. El crudo asciende sin descanso
hasta la superficie, llevando consigo las huellas de millones de años. Las
condiciones de trabajo pueden ser extremas, con constante ruido metálico y un
alto riesgo de incidencias. Y cuando cae el sol, la jornada termina para unos y
comienza para otros. Y mientras, la tierra sigue latiendo.
“ Al ritmo actual de consumo, las reservas de petróleo se agotarán en 42 años
— Agencia Internacional de la Energía (AIE)
Las reservas mundiales de petróleo se estiman en 1,7
billones de barriles, de los que 1,2 billones pueden extraerse con la
tecnología actual. Los expertos calculan que la demanda mundial de petróleo se
mantendrá estable en los próximos años —es decir, unos 100 millones de barriles
diarios—. El pico de la demanda se alcanzará en torno a 2030, tras el cual el
mundo entrará en una nueva "era de la electricidad", reduciendo la
dependencia de los combustibles fósiles para la producción de energía.
Almacén de aguas (Marruecos)
El petróleo, como ninguna otra materia prima, ha
transformado las sociedades y las economías a lo largo de la historia. Tiene
sus raíces en la segunda mitad del siglo XIX, con la destilación del petróleo
para proporcionar combustibles, pero se consolidó y expandió significativamente
durante el siglo XX, con avances en el refino y producción de productos
químicos derivados. La invención del proceso de polimerización, en 1933,
permitió la producción de plásticos como el polietileno, el material con el que
se fabrican la mayoría de botellas de agua. Durante la década de los cincuenta,
la industria experimentó un crecimiento explosivo con el desarrollo de muchos
nuevos plásticos y fibras sintéticas como el nylon o el poliéster, que todavía
son fundamentales hoy en día. La industria petroquímica también proporciona
materias primas esenciales para los sectores como la automoción, la
construcción, la electrónica, o la agricultura, entre otros.
“ La producción global de polímeros plásticos fue de 460 millones de toneladas el 2019
i se espera que es triplique para al 2050
— IMARC
A pesar de la amplia variedad de aplicaciones industriales y
de consumo que tienen los productos derivados del petróleo, saber que un día se
acabará supone un reto mayúsculo. Por su parte, la industria petroquímica
supone un gran impacto ambiental. Las emisiones globales de dióxido de carbono
derivadas de la combustión de combustibles fósiles siguen aumentando. Se prevé
que este año se alcance un nuevo máximo histórico, con un 22% de las emisiones
globales provenientes del uso de gas natural. Por otro lado, la ingente
producción de residuos es otro de los impactos importantes. En la actualidad,
la industria se ha globalizado y modernizado, adoptando criterios de la
economía circular, como el reciclaje químico o la reducción de la impronta del
carbono, y se están desarrollando tecnologías avanzadas para la producción de
productos más sostenibles, como los plásticos reciclables o biodegradables. En
2023, la producción global de bioplásticos fue de 2,2 millones de toneladas, y
se prevé que aumente a 7,4 millones de toneladas para 2028. La necesidad de
innovar continuamente para desarrollar nuevos materiales y procesos más
eficientes y menos contaminantes es tanto un desafío como una oportunidad.

